sábado, 25 de enero de 2020

ALBACETE BALOMPIÉ 1991/92. LA IRRUPCIÓN DEL QUESO MECÁNICO.




En la temporada 1991 – 1992 debutaba en primera división el Albacete Balompié con un grupo de futbolistas modestos como Catali, Coco, Menéndez, Corbalán, Manolo y Antonio, que después de batirse el cobre en la Segunda División B,, habían conseguido dos asecensos consecutivos para plantarse en la élite del fútbol español. A esta espina dorsal se unieron Conejo, Geli, Zalazar o Julio Soler para, a las ordenes de un joven entrenador Benito Floro, hacer funcionar al Queso Mecánico, un equipo que asombró por su fútbol a todos los aficionados al deporte rey. Por fin en la Mancha se podía disfrutar del fúbol de élite.


Luis Gabelo Conejo. Tras convertirse en héroe nacional de Costa Rica en el mundial de Italia 90 voló hasta la Mancha para defender con éxito la meta del Albacete.


Delfi Geli. El joven lateral derecho fue una de las grandes sensaciones de aquella temporada. La mítica revista Don Balón lo premió como jugador revelación. Un jugador de largo recorrido que terminó triunfando en el Atlético de Madrid del famoso doblete.


Francisco Javier Oliete era un lateral izquierdo cumplidor y regular. Un hombre de equipo que conoce a la perfección su cometido.


Juárez. El defensa central ya había sido uno de los pilares en Segunda División y en esta temporada siguió ocupando una de las plazas en el centro de la zaga.


Rafael Collado Coco. El triunfo de la constancia y la humildad, imprescindible en la defensa manchega durante casi una década. Vivió lo mejor (los dos ascensos) y lo peor (el descenso en la temporada 95 – 96).


Catali. Timón en el medio del campo, capitán del equipo y prolongación del entrenador en el cesped. Otro de los históricos que llevó al equipo desde la Segunda B a la Primera División. El día en que celebraban el ascenso gritó a viva voz: ¡Europa, prepárate!.


Chesa. El centrocampista, que ya había jugado con el club en Segunda B, regresó al club para convertirse en un fijo en la mayoría de las alineaciones.


Menéndez. Bien por el centro o pegado a la banda, Menéndez manejaba su pierna izquierda a la mil maravillas. Uno de los imprescindibles desde los tiempos de Segunda B.


Jose Luis Zalazar. El uruguayo era, probablemente, el jugador de más calidad de todo el plantel, su pie era un guante y su pierna un auténtico cañón. Hacia el fútbol sencillo y además tenía gol.


Antonio López Alfaro. Jugó trece temporadas consecutivas con el Alba y con 84 goles es el máximo goleador histórico de club.


Julio Soler. Fue otro de los habituales en el campo tanto en segunda como en primera división. Su falta de regularidad le impidieron convertirse en titular indiscutible.


Pedro Corbalán. Suyo fue el primer gol del Albacete en primera división, aquel que sirvió para derrotar al Valencia en la Jornada 2. Jugando en Segunda B fue máximo goleador de la categoría y sus 16 goles de la temporada anterior contribuyeron decisivamente al ascenso. Esta temporada desempeñó el papel de revulsivo.


Sócrates Parri. El joven defensa procedente del Valencia se convirtió en uno de los fijos de la zaga poco antes del finalizar la primera vuelta.


Manolo había sido titular en los dos ascensos consecutivos y aunque la primera división le vino un poco grande, siempre estaba preparado cuando era requerido.


Etcheberry. El boliviano Marco Antonio Etcheberry, el Diablo, fue el gran fichaje de la temporada, pero nunca fue capaz de cumplir las espectativas depositadas en él. Dos goles fueron su pobre bagaje.


Daniel Aquino. El Toro Aquino tuvo un paso fugar por el Albacete pero todo su pundonor no se vio reflejado en muchos goles.



Ismael Urzaiz. El joven ariete fue uno de los jugadores más utilizados en los minutos finales de los partidos como revulsivo.

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