martes, 18 de febrero de 2020

SELECCIÓN ESPAÑOLA 1920 – 2020. UN ONCE HISTÓRICO




En 1920 debutaba la selección española en los Juegos Olímpicos de Amberes, una cita que suponía la partida de nacimiento del combinado nacional. En aquella ocasión el equipo español se colgó la medalla de plata. Ha pasado un siglo de aquella primera gesta, y han sido muchísimos los futbolistas que, con más o menos fortuna, han defendido la zamarra roja. Este once que proponemos aquí es un once representativo de esos cien años, no pretende ser ni un once definitivo, ni de los mejores jugadores de todos los tiempos, es simplemente un ejercicio de memoria histórica deportiva (tirando de memoria personal, hemerotecas, documentales y lecturas varias), totalmente subjetivo (como no puede ser de otra manera) y totalmente abierto al más sano de los debates.


Ricardo Zamora. Ninguno de los que pululamos por las redes sociales vimos jugar al Divino, pero todos sabemos de sobra quien fué. Pensar en Ricardo Zamora bajo palos en un campo de tierra, nos lleva al origen, es realizar un viaje romántico a la infancia del deporte rey, hablar de Ricardo Zamora, es hacerlo de una leyenda con mayúsculas. Y es que además, Zamora formó parte de aquella selección española que viajó hasta Amberes para traerse a casa la medalla de plata. En 1934 fue el mejor cancerbero del mundial celebrado de Italia.


Carles Puyol. Una fuerza de la naturaleza, un auténtico titán que integró la línea defensiva española durante cien partidos, además de ser el capitán del mejor Barça de la historia. Comenzó como un rápido y dinámico lateral derecho (si hubiese seguido jugando ahí habría sido el mejor de la historia en ese puesto) para acabar convertido en un muro en el centro de la zaga. Un líder dentro y fuera del campo, lucía galones y dirigía desde la retaguardia. Para la historia la ruleta frente a Ucrania en el mundial Alemania 2006 y el testarazo en la semifinal ante Alemania que metía a España de cabeza en la final.


José Antonio Camacho. Bravísimo lateral izquierdo, máximo exponente de la Furia Roja de princios de los años '80. Disputó 81 partidos con la zamarra roja (un récord en su momento) y le tocó disfrutar de la gloria (el 12 – 1 a Malta o el subcampeonato de Europa) y también llorar el más amargo fracaso (Mundial del 82). Camacho nunca destacó por su técnica, era todo coraje y pundonor, un jugador de su tiempo, especialista en el marcaje al hombre. Capitán del Real Madrid y de la Selección Absoluta.


Jacinto Quincoces. En uno de los mundiales más duros de la historia, el celebrado en el año 1934 en la Italia fascista que había montado Benito Mussolini, Jacinto Quincoces, fue el mejor de todos los defensores. En aquella competición formó junto a Zamora y a Ciriaco la caja fuerte española, que únicamente pudo ser tomada al asalto por la Squadra Azzurra fascistizada. Un zaguero sobrio, capaz de despejes acrobáticos, símbolo del futbol español en una época convulsa.


Fernando Hierro. Un futbolista total, un todoterreno, capaz de jugar en el medio del campo mirando la portería contraria o convertirse en el jefe de la zaga para defender la propia. Visión de juego, pase largo, colocación, potente disparo, remate de cabeza y olfato de gol, un jugador muy completo que llegó a convertirse en el máximo goleador histórico de la selección. Campeón de todo con el Real Madrid, fue un imprescindible en las alineaciones de la selección a lo largo de los años '90.


Xavi Hernández. Estamos ante el futbolista perfecto, uno de los mejores centrocampistas de todos los tiempos, uno de esos jugadores que hace mejores a sus compañeros, con la extraña habilidad de hacer fácil lo difícil. Que no tenga un Balón de Oro es una gran injusticia y una prueba más de que es un premio que tiene más que ver con la publicidad que con el deporte. Integrante y pieza fundamental en los grandes éxitos recientes de la selección española, Xavi es la personificación del fútbol.


Andrés Iniesta. Si Xavi es el fútbol, el temple, el equilibrio y el orden, Iniesta es el desequilibrio, la magia y la fantasía. Un jugador que parece levitar, que se eleva por encima del resto de los jugadores y que llega donde otros únicamente pueden soñar. El !Iniesta de mi vida¡ ya forma parte de la cultura popular española.


Paco Gento. Dicen lo que lo vieron jugar que no había una zurda como la suya. Rápido y vertical, imparable cuando encaraba la portería o buscaba la línea de fondo. Multicampeón de Europa con el Real Madrid, se convirtió en un icono del fútbol español de los años '60, un tiempo en que el país comenzaba cierta modernización social y económica (no así, política). Aunque Gento participó en la fase de clasificación de la Eurocopa de 1964, no llegó a disputar la final.


Luis Suárez. Hasta el día de hoy único futbolista nacido en España en ser galardonado con un Balón de Oro y el primer español en triunfar plenamente jugando en otra liga. Tanto con el Barcelona como con el Inter se hartó de ganar campeonatos. Luis Suarez fue, sin dura, el mejor futbolista de su época, y en 1964 formó parte del equipo que derrotó en el Santiago Bernabeu a la Unión Soviética en la final de la Eurocopa.


Telmo Zarra. Otra leyenda con mayúsculas. Cuando pensamos en un ariete clásico, enseguida se viene a la memoria Telmo Zarra, 20 goles en 20 partidos con la selección. Uno de ellos antológico, aquel que anotó frente a Inglaterra en el mundial de Brasil '50. Seis veces pichichi de la liga española, durante seis décadas fue el máximo goleador histórico con la selección. Figura y emblema del Athletic Club de Bilbao, el Rey de Copas.


Emilio Butragueño. La transición había culminado con éxito, el franquismo estaba derrotado, en los bares se bailaba al son de la movida, pero desde el punto de vista futbolístico, el país estaba doido por el papel de la selección en su mundial, y entonces apareció él, Emilio Butragueño, un joven madrileño que parecía que había aprendido a jugar en la playa de Copacabana, y España comenzó a soñar con grandes gestas deportivas. Su estrella se apagó pronto, demasiado pronto, pero durante una decada (más o menos) fue el ojito derecho del fútbol español y la envidia de Europa.


Faltan muchos, muchísimos nombres, cada cual que ponga, quite, cambie al que considere oportuno, esto no es más que un juego, y valdría aquello de No están todos los que son, pero son todos los que están. Si confeccionase esta once en otro momento, a lo mejor saldría un once diferente, un once en el que tendrían cabida Ramallets, Iríbar, Arkonada, Casillas, Sergio Ramos, Isacio Calleja, Ciriaco, Luis Aragonés, Isidro Lángara, Luis Regueiro, Marcelino, Xabi Alonso, Amancio Amaro, Pep Guardiola, Kiko Narváez, Eulogio Gárate, David Villa, Enrique Castro “Quini”, Juan Señor, Rafael Gordillo, Juan Gómez “Juanito, Michel, Carlos Santillana . . . y tantos otros que forman parte de los cien años de historia de la Selección Española.

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