Suiza era uno de los pocos estados
europeos que no había sufrido la devastación y destrucción de la
Segunda Guerra Mundial, un país tradicionalmente neutral y sede de
multitud de organismos internacionales. El país alpino estaba
preparado para celebrar la Copa del Mundo, aquella que se convertiría
en la imagen de una Europa reconstruida.
Suiza iba a mostrar al mundo todo
su poderío. Un estado pequeño y moderno, hecho a sí mismo desde la
Edad Media. Uno de los estados más singulares de toda Europa, por su
sistema político, y su organización administrativa y territorial.
Nacimiento de Eurovisión.
Francia, Inglaterra, Bélgica,
Italia, Dinamarca, Holanda, Suiza y Alemania hicieron una alianza que
pasaría a la historia. Se pusieron de acuerdo para crear Eurovisión
y retransmitir los partidos por televisión para que sus ciudadanos
pudieran verlos.
Cuatro grupos de cuatro equipos
cada uno (por fin un mundial con dieciséis equipos, sin ausencias de
última hora) y eliminatorias directas a partir de los cuartos de
final. El sistema de competición se va consolidando poco a poco.
España fuera del mundial.
Esta vez si fue la suerte. La
selección española se quedó sin plaza en el mundial por su sorteo.
La mano inocente de un niño sacó la papeleta de Turquía, después
de tres partidos. Fue una pena no poder repetir el excelente papel de
Brasil 1950.
PRIMERA FASE.
El Yugoslavia 1 - Francia 0 fue el primer partido televisado de la historia de los mundiales. |
Grupo 1. Brasil, Yugoslavia,
Francia y México.
Brasileños y yugoslavos
superaron esta primera fase.
Grupo 2. Hungría, Alemania,
Turquía y Corea.
La selección de Corea del Sur
llegó a Suiza después de eliminar a Japón en la fase previa.
Hungría apabullaba a Alemania
con un sonrojante 8 a 3, refrendando su cartel de máximo favorito
para llevarse la Copa.
El equipo germano tuvo que jugar
dos partidos contra Turquía para decidir quién era segundo de grupo
y se clasificaba para los cuartos de final.
Grupo 3. Uruguay, Austria,
Checoslovaquia y Escocia.
Los charrúas y una renacida
selección de Austria dejaron en la cuneta a checoslovacos y
escoceses.
Grupo 4. Suiza, Inglaterra, Italia
y Bélgica.
Suiza, con un equipo sólido,
lideró este duro grupo.
Giampiero Boniperti, capitán y estrella italiana, en el sorteo de campo en el Suiza 2 - Italia 1.
Giampiero Boniperti, capitán y estrella italiana, en el sorteo de campo en el Suiza 2 - Italia 1.
La bicampeona Italia seguía sin poder brillar en un campeonato del mundo.
CUARTOS DE FINAL.
Hungría 4 – Brasil 2. La
batalla de Berna.
La gente que acudió al estadio
se preparaba para ver un partido entre los dos equipos que mejor
fútbol practicaban, esperaban un auténtico espectáculo de juego,
sin embargo asistieron a una auténtica batalla campal entre ambas
selecciones. 42 faltas y tres tarjetas rojas.
Nilton Santos, conocido como la
enciclopedia por sus amplios conocimientos sobre el deporte rey.
Uruguay 4 – Inglaterra 2.
Los primeros campeones derrotan a
Inglaterra. Los inventores del fútbol no conseguían adaptarse a los
mundiales.
Alemania 2 – Yugoslavia 0.
Los alemanes pasaron por encima
del buen equipo eslavo.
Austria 7 – Suiza 5. La batalla
del calor de Lausana.
Suizos y austríacos disputaron
bajo unos sofocantes cuarenta grados, el partido con más goles en la
historia de los mundiales. Un duelo entre los dos equipos
centroeuropeos, vecinos y rivales, que ofrecieron un digno
espectáculo, aquel que no dieron brasileños y húngaros.
Suiza se puso rápidamente con un
3 – 0 en el marcador (triplete de Sep Huegi), pero Austria reaccionó y se pudo por delante
con un inverosímil parcial de 5 – 0. Los goles no dejaron de subir
al marcador, en una auténtica orgía goleadora que avergonzaría a
los partidarios del catenaccio.
Seis goles en tres partidos son los espectaculares números del suizo Sepp Huegi.
SEMIFINALES.
Hungría 4 – Uruguay 2.
La selección húngara, la de los
magiares mágicos, tuvo otra vez enfrente a un durísimo rival, que
vendió cara su derrota.
Alemania 6 – Austria 1.
La maquinaria alemana empezaba a
funcionar y el equipo austríaco no tuvo opción.
Medalla de Bronce. Austria 3 - Uruguay 1.
La selección de Austria de 1954
recogió el testigo del desaparecido y recordado Wunderteam.
Uno de los baluartes defensivos
del equipo austríaco era Ernst Ocwirk. La mayor parte de su carrera
la pasó jugando para el Austria Viena, aunque también probó suerte
en la Sampdoria italiana.
George Hanappi, capitán y jefe de
la zaga austríaca, consideraro el mejor defensa en la historia del
fútbol en su país.
Theodor Wagner era el delantero
centro y goleador del equipo que consiguió la tercera plaza.
Gastón Máspoli, el meta uruguayo
campeón en Brasil, fue considerado el mejor portero en el mundial de
Suiza.
José Emilio Santamaría, uno de
los mejores defensores de su tiempo. Criado futbolísticamente en
Nacional de Montevideo, fichó por el Real Madrid para marcar una
época en el club merengue.
Víctor Rodríguez Andrade,
sobrino de José Leandro Andrade, era otro de los zagueros uruguayos.
Estuvo en el Maracanazo.
Fritz Walter y Ferenc Puskas, el apretón de manos de dos leyendas. |
El milagro de Berna.
El músculo y la estrategia
vencieron a la magia y al toque. Alemania venció contra pronóstico
a la selección de Hungría en la final de este mundial. Aquella
final ha pasado a la historia como el milagro de Berna.
Los alemanes remontaron un 2 –
0 y comenzaron su leyenda de equipo ganador.
Alemania y Hungría disputaron un partido de poder a poder.
Alemania y Hungría disputaron un partido de poder a poder.
Los magiares de oro.
Grosics, Buzánszky, Lóránt,
Lantos, Hidegkuti, Bozsik, Zakariás, Budai, Kocsis, Puskás, Czibor,
los Magiares Mágicos o el Equipo de Oro, la selección húngara que
asombró por su juego en la década de los '50, un sistema precursor
del fútbol total. Medalla de oro en las olimpiadas de 1952, fueron
derrotados, contra todo pronóstico por la República Federal
Alemana.
El equipo húngaro fue considerado
el ganador moral del torneo.
Gyula Grosics es considerado el
inventor del puesto portero – líbero. Junto a Máspoli mejor meta
del campeonato. Disputó tres mundiales consecutivos (este fue el
primero) y 86 partidos con su selección.
Jenö Buzánszky era el defensa
derecho del combinado húngaro, y uno de los pocos que no pertenecía
a un club de Budapest. Su equipo era el Dorogi.
Gyula Lóránt jugaba tanto de
defensa como de medio.
Mihaly Lantos completaba la
defensa. Casi toda su carrera jugó en el MTK de Budapest. Fue
campeón olímpico en 1952.
Jozsef Zakariás era el medio
defensivo, el que ponía equilibrio, en el equipo de los magiares de
oro.
El delantero Toth que
formó en la final de Berna, tan solo disputó seis partidos con la
selección. Anotó un gol.
Nándor Hidegkuti, otro de los
magiares incluidos en el equipo ideal del mundial. Mediapunta y
delantero. En las dos posiciones jugaba a las mil maravillas.
Jozsef Boszik, en su momento era
reconocido como el mejor medio ofensivo del planeta fútbol.
Sándor Kocsis, cabecita de oro,
consiguió dos tripletes, uno frente a Alemania Federal y otro a
Corea del Sur.
Zoltan Czibor, el pájaro loco,
uno de los mejores extremos de la historia del fútbol. Abandonó
Hungría y se vino a España. Jugó en FC Barcelona y RCD Espanyol.
Ferenc Puskas, el mejor jugador
nacido en tierras húngaras y uno de los máximos goleadores del
siglo XX. Una leyenda.
Gustav Sebes, el entrenador, el
estratega, el precursor del fútbol total, el genio detrás de todo.
Werner Liebrich uno de los pesos
pesados en la zaga alemana. Uno de los cinco integrantes de la
selección alemana que jugaba en el Kaiserlautern.
Monumento que recuerda a los cinco campeones del Kaiserlautern; de
izquierda a derecha: Werner Liebrich, Fritz Walter, Werner Kohlmeyer,
Horst Eckel y Ottmar Walter.
Sepp Herberger, desde el banquillo, fue el auténtico estratega
del milagro de Berna.
Helmut Rahn, el pánzer teutón.
Siempre será recordado por ser el autor del gol que le dió a
Alemania su primer mundial. Depués del primer partido, y descontento
con la actuación de sus delanteros, el seleccionador alemán decidió
convocar a Rahn que se encontraba de gira con su equipo. El ariete
viajó hasta Suiza para convertirse en el héore del triunfo alemán.
Fritz Walter, el capitán alemán
y alma del equipo, había sufrido en sus carnes los rigores de la
Segunda Guerra Mundial.
Fue reclutado, hecho prisionero y padecido
malaria, antes de volver a jugar al fútbol en el equipo de toda su
vida, el Kaiserlautern.
El mundial volvió a Europa y el
continente se congració con Alemania. Un país que quería olvidar,
quería renacer de sus cenizas, y el fútbol sirvió de perfecto
catalizador. La selección capitaneada por Fritz Walter se convirtió
en un espejo donde, ahora sí, podían mirarse con orgullo y
satisfacción, millones de Alemania. En Berna comienza la Manschaff a
forjar su leyenda.