viernes, 22 de junio de 2018

HISTORIA DE LOS MUNDIALES DE FÚTBOL. BRASIL 1950. LAS LÁGRIMAS DE UN PAÍS.





En 1945 cesaron los bombardeos. Cinco años después el balón volvía a rodar a una nueva Copa del Mundo. El país más grande de América del Sur, el más poblado y unas de las potencias económicas de la región. La tierra de la samba, el carnaval, el sol, el fútbol en la playa, el buen rollo, los zumos de fruta y a la alegría de vivir.



Si existe un país en el globo que vive el fútbol con auténtica pasión ese es Brasil, alcanzando, incluso, la consideración de auténtica religión.


Ningún país mejor para celebrar la primera Copa del Mundo después de la Segunda Guerra Mundial. Vencedores y vencidos habían firmado los acuerdos de paz, Europa comenzaba una larga y lenta recuperación, el mundo empezaba a dividirse en dos bloques, el Comunista liderado por la Unión Soviética y el Capitalista (u Occidental), dirigido por los Estados Unidos. El fútbol, elevado a la categoría de Deporte Rey, se proponía superar estas diferencias políticas y unir a los pueblos del mundo en torno a un rectángulo de césped, dos porterías y un balón.



Finalizada la Segunda Guerra Mundial la FIFA se puso manos a la obra, pretendía celebrar un mundial lo antes posible. Al tiempo que se fundaba la ONU la FIFA quería resurgir de las cenizas de la guerra. En un primer momento se planteó la opción de Suiza, un país neutral con una economía boyante, pero el pequeño país no contaba con estadios suficientes para tal evento.

El mundial cruzaría el Océano y volvería al continente Americano. Brasil esperaba con los brazos abiertos.

Brasil se sabía superior, aquí el fútbol es otra cosa, aquí no importa ni la táctica, ni el sistema de juego. Aquí lo esecial es el balón; mimarlo, acariciarlo, conducirlo, dirigirlo, controlargo y disfrutar con él. Mientras los defensores europeos y sudamericanos sufren, el brasileño es feliz cuando lo tiene en su poder: gambetea, regatea, chuta a puerta, inventa colas de vaca y bicicletas, hace malabarismos con él y crea los remates más inverosímiles. Casi siempre los defensores miran, y en todo caso, aplauden. El fútbol aquí es otra cosa y todo Brasil estaba convencido de levantar la copa. Todo absolutamente todo estaba preparado para ello.


Copa Jules Rimet.
Se aprobó que el trofeo fuese rebautizado como Copa Jules Rimet para conmemorar sus 25 años de presidencia en la FIFA.


Ottorino Barassi.
El presidente de la Federación Italiana de Fútbol custodió y protegió la Copa del Mundo durnte el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial. Según contó él mismo la tenía oculta debajo de su cama, dentro de una caja de zapatos, para evitar que los soldados nazis la encontrasen.



Sistema de competición.
En el mundial de Brasil se puso en marcha un nuevo sistema de competición, las eliminatorias directas estaban olvidades, y se volvía a una fase de grupos. La sigunlaridad de este formato estribó en que no hubo ni semifinales, ni final. El campeón se decidiría en una liguilla con los cuatro campeones de cada uno de los grupos de la primera fase.

Las sucesivas retiradas dejaron mermado el número de participantes, de los dieciséis clasificados, comenzaron el campeonato trece. Lo más destacado fue el regreso de Uruguay y el debut, por fin, de Inglaterra.

Ausencias.
Escocia y Turquía que había logrado el billete rehusaron a última hora. La Unión Soviética ni siquiera se planteó la posibilidad de participar en las eliminatorias de clasificación.


Argentina se negó a participar, las relaciones entre Juan Domingo Perón y el gobierno brasileño no atravesaban su mejor momento, y el dirigente de la nación argentina prefirió no enviar a sus chicos. Una magnífica generación, con Pedernera y Labruna no pudieron demostrar al mundo su calidad. 

La FIFA vetó a Alemania y a Japón, las heridas de la contienda bélica aún necesitaban más tiempo para cerrar y cicatrizar. Aunque no así a Italia que puso acudir a Brasil a defender su corona, lograda hacía doce años, los más oscuros y terribles de la historia de Europa.



India aunque se clasificó para el mundial tampoco viajo a Brasil porque no dejaban a sus futbolistas jugar descalzos. Esto cuenta la leyenda, la falta de presupuesto para cubrir los gastos del viaje, es el auténtico motivo de la ausencia del equipo asiático.

Sin asiáticos, ni africanos, el mundial de Brasil se convirtió en una competencia directa entre Europa y América.



Del uno al once.
En este mundial se utilizaron por primera vez en las historia los dorsales para que el árbitro pudiese identificar a cada jugador.

Grupo 1. Brasil, Yugoslavia, Suiza y México.
Un empate contra Suiza obligó a Brasil a jugárse el todo por el todo en el último partido con la siempre competitiva selección yugoslava.



Jacques Fatton, convertido en héroe tras marcar dos goles a Brasil. 



Ademir y Zizinho fueron los encargados de materializar los dos tantos con los que Brasil pasaba a la liguilla final.



Para los entendidos, y los que tuvieron la suerte de verlo jugar, Zizinho es uno de los grandes del fútbol brasileño de todos los tiempos.




Kosta Tomasevic era el crack yugoslavo.

Grupo 2. Inglaterra, Chile, España y Estados Unidos.
En Brasil, y hasta el triunfo en Sudáfrica 2010, consiguió la selección española su mejor resultado en una Copa del Mundo. España venció sucesivamente a Estados Unidos, a Chile y a Inglaterra.



Un entusiasmado Armando Muñoz Calero le comunció a Franco, jefe de estado español, la victoria frente a Inglaterra con unas palabras que levantarían ampollas: “Excelencia, hemos vencido a la pérfida Albión”.



El gol de Zarra.
España intentaba olvidar la larga y triste posguerra, y el fútbol podía seer una buena válvula de escape. Hasta el “Inista de mi vida”, el gol de Telmo Zarra ante Inglaterra era el más trascendental de España en los mundiales. La prensa franquista de la época vendió el triunfo como si de una batalla se tratase, el fútbol patrio había derrotado a la pérfida Albión, la de Isabel II y el corsario Francis Drake, de los inventores de la leyenda negra española y los que destruyeron a la Armada Invencible. Aquella misma Inglaterra enemiga del fascismo y que había contribuido al aislamiento internacional que sufría España. Aquella Inglaterra poderosa, altiva y flemática era derrotada por unos humildes muchachos que vestían la zamarra roja de la Furia Española.



España formó de la siguiente manera en el partido frente a Inglaterra; Ramallets, Gonzalvo III, Gabriel Alonso, Gonzalvo II y Puchades. Basora, Igoa, Zarra, Panizo, Gaínza y Parra.



El guardameta Antoni Ramallets tocó techo en este mundial. En el partido contra Chile se ganó el apodo de el Gato de Maracaná.



José Parra era el jefe de la zaga española y un mito del RCD Espanyol. Fue uno de los centrales más destacados de este mundial. 



Puchades era el faro en el centro del campo español.



Piru Gaínza capitaneó al equipo español frente a Inglaterra, su mejor partido del campeonato.



Telmo Zarra. Histórico goleador del Athletic Club de Bilbao. Protagonista de una de las gestas más recordadas del fútbol español.



Decepción.
Los inventores del fútbol se presentaron en Brasil con la idea de demostrar al mundo todo su poderío, pero acabó convertida en la mayor decepción del campeonato.



Billy Wright era el capitán inglés y uno de los jugadores más recordados del Wolverhampton Wanderers.


Stan Mortensen era uno de los atacantes del combinado inglés. También jugó con la selección de País de Gales.



Sin embargo la estrella indiscutible de Inglaterra era el mítico Stanley Matthews, aunque únicamente pudo disputar el partido frente a España y no pudo hacer nada por evitar la derrota.



La selección de Estados Unidos fue uno de los bombazos del mundial al derrotar a los inventores del fútbol. Los ingleses tuvieron que volver a casa antes de tiempo con el rabo entre las piernas. 



La película The Game of their lives recuerda la hazaña del equipo estadounidense. 



Joe Gaetjens.
Estados Unidos derrotó sorprendentemente a los inventores del fútbol. Joe Gaetjens, un haitiano afincado en Estados Unidos fue el autor del único gol del encuentro. 
Convertido en un auténtico héroe del deporte norteamericano consiguió jugar algunas temporadas en Francia. Cuando colgó las botas volvió a Haití para seguir con su vida, pero el país había caído en las garras de la dictadura de François Duvalier. Joe Gaetjens fue detenido por la policía secreta desapareciendo para siempre. Lamentablemente un historia repetida mil                                     veces.



Jorge Robledo, delantero chileno que jugaba en la Liga Inglesa, era el fútbolista clave en el equipo sudamericano. Para hacerse una idea de la dimenión de Jorge Robledo, lo mejor es leer lo que publicó la revista Gol a Gol en 1962 con motivo del mundial celebrado en Chile. "Jorge Robledo: Trajo a Chile un nuevo fútbol, el de choque, de penetración. Le dio vitaminas a las delanteras de varias selecciones y durante años fue el mejor jugador que teníamos en casa.Se retiró del fútbol cuando aún le quedaba mucho para seguir enseñando.Con su hermano Ted imprimieron al fútbol chileno tal fuerza, que nuestra escuadra nacional llegó a competir con los ‘grandes’ de igual a igual. Desafortunadamente la suerte fue adversa”.

Grupo 3. Italia, Suecia y paraguay.

Con una Italia sumida en una profunda depresión Paraguay y Suecia se jugaron la clasificación. Suecos y Paraguayos empataron en el encuentro que los enfrentó, pero mientras Suecia batía a Italia, los guaraníes cayeron por 2 – 0 frente a los transalpinos.



En el equipo sueco destacaban jóvenes jugadores que se habían colgado la medalla de oro en los JJOO de 1948, Lennart Skoglund y Hasse Jeppsson.


Valentino Mazzola.
La Italia más triste.
Italia participó en este mundial sin muchas ganas, el motivo, el terrible accidente aéreo que sufrió el Torino en 1949. En el accidente de Superga perdieron la vida muchos de los jugadores habituales de la selección italiana entre los que se encontraba Valentino Mazzola.

Grupo 4. Bolivia y Uruguay.
El grupo 4, debido a las ausencias, quedó reducido a una eliminatoria directa, en la que Uruguay goleo sin piedad, 8 – 0, a una débil selección boliviana.



Óscar Míguez consiguió una tripleta.

Liguilla Final.
Los días 9, 13 y 16 de Julio se jugaron los partidos de la fase final. Brasil se paseó en los dos primeros goleando a Suecia (7 -1 ) y también a España (6 -1). Uruguay solo pudo empatar su partido frente a España (2 -2) y sufrió de lo lindo para derrotar a Suecia (3 -2). Llegados a la última jornada sólo dos equipos tenían opciones de ganar la copa, Brasil y Uruguay.

Suecia medalla de bronce.
Suecia venció a España en el último partido para ambos equipos por 3 – 1, consiguiendo el tercer puesto.



E. Nilsson, defensa izquierdo sueco, fue incluido en el equipo ideal del torneo. Con Suecia se había colgado la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1948. 



Charlas de vestuario.
El entrenador uruguayo Juan López Fontana decidió plantear una partido ultradefensivo, con no perder por más de cuatro goles se conformaba, y así se lo comunicó a su pupilos. Sin embargo, Obdulio Varela, era de otra opinión. Cuando Fontana abandonó el vestuario, el capitán charrúa dijo a sus compañeros que si jugaban a la defensiva acabarían goleados como le pasó a Suecia y a España.



Los futbolistas celestes se sentían amedrentados por el ambiente y temerosos por el miedo escénico. De nuevo el gran capitán Varela tomó la palabra: “ No piensen en toda esa gente, no miren para arriba, el partido se juega abajo y si ganamos no va a pasar nada, nunca pasó nada. Los de afuera son de palo y en el campo seremos once para once. El partido se gana con los huevos en la punta de los botines”.



Maracanazo.
Y llego el gran día, la última jornada que debía encumbrar a Brasil como mejor equipo del mundo. Un empate le otorgaba la copa Jules Rimet al equipo anfitrión, pero los futbolistas brasileños no salieron al campo a especular. Al comienzo de la segunda parte Friaca ponía el 1 – 0 en el marcador y el júbilo se apoderó del multitudinario público que rebosaba las gradas de Maracaná.



Obdulio Varela, capitán uruguayo, se hizo con el control del partido, bajando el ritmo de juego que perjudicaba claramente a su equipo. Con una selección brasileña adormecida, Ghiggia se lanzó por la banda derecha para poner un balón en el corazón del área, donde esperaba Schiaffino para firmar las tablas.



Y en el minuto '79, se hizo el silencio, Ghiggia hacía el 1 – 2. Uruguay celebraba su segunda Copa del Mundo mientras un pueblo entero lloraba su mala suerte.



“Sólo tres personas en la historia ha conseguido hacer callar al Estadio Maracaná: el Papa, Frank Sinatra y yo”, palabras de Ghiggia.



Una obra arquitectónica colosal.
El Estadio Jornalista Mário Filho, más conocido como Maracaná, en Río de Janeiro. En su momento llegó a ser el más grande del mundo. Construído e inaugurado para esta copa del mundo.



En la actualidad sufre el abandono y el deterioro, es el recuerdo material de dos fracasos deportivos. Aquí permanecen las lágrimas de miles de brasileños.



Algunos años después del Maracanazo la federación brasileña decició cambiar el color de la equipación, abandonando el blanco tradicional y adoptando el amarillo, color con el que se hizo mundialmente conocida.



Alineación de Uruguay: Varela, Tejera, Gambetta, González, Máspoli y Andrade. Agachados, Ghiggia, Pérez, Míguez, Schiaffino y Morán.



José Carlos Bauer jugaba en la línea defensiva brasileña.



Jair se desenvolvía en el medio del campo brasileño.



Franciso Aramburu "Chico" era un delantero brasileño con facilidad para el gol.



Ademir, goleador del campeonato con nueve tantos y estrella indiscutible del momento.



Roberto Máspoli el cancerbero campeón del mundo. 



Matías González, el león de Maracana,  era uno de los puntales de la defensa uruguaya campeona del mundo.



Eusebio Tejera uno de los mejores defensores del mundial vistiendo la zamarra charrúa.







Juan Alberto Schiaffino era uno de los goleadores de Uruguay. También tomó parte del mundial siguiente, el celebrado en Suiza. Conocido como Pepe fue elegido mejor jugador del mundial.


Alcides Ghiggia, su gol en el último partido dió la copa Jules Rimet a su país.



Obdulio Varela, el Negro, una leyenda del fútbol uruguayo y el prototipo de capitán. Además de su calidad como futbolista, gracias a su personalidad arrolladora, podía marcar el tempo del partido.



El fútbol tiene la capacidad de canalizar tanto la alegría como la frustración de un pueblo. Brasil lo tenía todo preparado para echarse a la calle y dar rienda suelta a toda la alegría contenida. Sin embargo, esta vez, tocaría llorar.






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