La temporada 1988/1989 fue muy especial a orillas del río Pisuerga, y tres décadas más tardes aún se recuerda con cariño la gesta de un equipo modesto que se plantó en la final de la Copa del Rey para plantar cara el intratable Real Madrid de la Quinta del Buitre. El chileno Vicente Cantatore montó un equipo que jugaba con las líneas muy juntitas, incomodando al rival y sacando petróleo de los goles que fabricaba una delantera muy dinámica. Cantatore era un gran motivador, daba a los jugadores confianza total y absoluta en sus propias cualidades y conseguía que cada futbolista se creyese el mejor en su puesto.
Cuatro eliminatorias muy igualadas, disputadas hasta la extenuación llenaron de ilusión las calles pucelanas. Zaragoza, Athletic de Bilbao, Cádiz (después de una tanda de penaltis) y Deportivo de la Coruña (en una prórroga agónica) fueron los sucesivos obstáculos que el Real Valladolid fue superandon para disputar la finalísima en el Estadio Vicente Calderón. Esta misma campaña el equipo logró un meritorio sexto puesto en la clasificación de la Liga Española.
Mauro Ravnic. Dueño absoluto de la meta vallisoletana durante dos temporadas (de las cuatro que estuvo en el club) y titular en todos los partidos de la Copa. Croata nacido en Rijeka, Ravnic caló muy hondo en la afición y aún hoy es considerado un icono del club. A mediados de los '80 llegó a ser internacional con Yugoslavia en seis ocasiones. Tras abandonar Valladolid recaló en Lleida para convertirse en pieza clave en el ascenso a primera división del club catalán.
Patri. Patricio Sánchez fue una pieza clave del Valladolid de Cantatore, carrilero derecho con buen trato del balón, con capacidad para salir desde atrás. Disputó todos los partidos de la Copa del Rey pero se perdió la final por una sanción. Marcó un gol al Athletic de Bilbao en el partido de vuelta de los octavos de final (3 – 1 ). La irrupción de Cuaresma apartó a Patri de la élite del fútbol nacional.
José Lemos. Lateral derecho en su etapa en el Celta de Vigo, se recicló a lateral izquierdo en Valladolid. Un jugador eminentemente defensivo, un lateral de los de antes, de esos que amarraban bien atrás. Disputó todos los encuentros de la Copa del Rey de ese año.
Branco Miljus. Lateral por las dos bandas, defensa central y si es necesario, también centrocampista. Miljus era uno de los tres yugoslavos que coincidieron en el Valladolid y en la finalísima contra el Real Madrid le tocó ocupar la demarcación de lateral derecho. Precisamente el espacio por donde llegó el gol de Rafael Gordillo. Antiguo capitán del Hadjuk de Split, disputó la Eurocopa de 1984 con Yugoslavia y ese mismo año se colgó la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles.
Albert Albesa. Canterano del FC Barcelona se desempeñaba como central o como líbero y pasó por Valladolid antes de asentarse en la zaga del Espanyol. Cantatore confiafa plenamente en él y lo convirtió en uno de los indiscutibles de la defensa.
Gonzalo Arguiñano. Un defensa central de los de antes, de la escuela vasca, sin gran capacidad técnica, pero lo suficientemente sobrio y expeditivo para ganarse el sitio en cualquiera de los clubes en los que militó. Acompañó a Mauro Ravnic en su aventura ilerdense. Gonzalo era de ese tipo de centrales que prefieres tener siempre en tu equipo.
Enrique Moreno. Prometedor libero, Ricardo Arias le cerró el paso en Valencia y Moreno terminó asentándose en Valladolid llegando a jugar 122 partidos con la zamarra blanquivioleta. Esta temporada era uno de los principales recambios defensivos, su bigote y su melena al viento fueron sus señas de identidad. Disputó cinco partidos en la competición copera. Falleció prematuramente en el año 2012.
Damián. Luis Damián era un interior diestro de enorme calidad pero que no llegó a asentarse en el equipo titular vallisoletano. Aunque únicamente disputó cuatro encuentros coperos, pasará a la historia por haber formado en el once inicial en la final. Suyo fue el primer gol de la competición, aquel que sirvió para derrotar al Zaragoza a domicilio en el partido de ida de los dieciseisavos de final.
Fernando Hierro. El jugador de mayor proyección de la plantilla, era un centrocampista todoterreno, bregador, con excelente disparo, buen manejo de balón y gran inteligencia táctica. Vicente Cantatore aprovechó todas estas cualidades para desplegarlo en la media cancha. Después de este partido marchó al Real Madrid para convertirse en uno de los mejores defensas de su historia.
Albis. Ricardo Albisbeascoechea era un futbolista hispanoargentino de dilatada carrera en la que pasó por varios equipos argentinos y españoles. Jugador con vocación ofensiva, poco a poco fue retrasando hacia posiciones más creativas. Disputó seis partidos y consiguió un gol en la semifinal contra el Deportivo de La Coruña.
Minguela. Una institución del Valladolid, una banda violeta de su escudo. Luis Mariano Minguela esa parte imprescindible en la historia del club, cuya camiseta defendió durante quince temporadas (doce de ellas en primera división). Es además el segundo jugador con más partidos por detrás de Marcos. Minguela fue imprescindible para todos los técnicos que pasaron por Zorrilla, y compensaba sus carencias técnicas con pundonor e inteligencia. Disfrutaba además de un potente disparo y llegó a ser internacional con España en una ocasión. El capitán únicamente se perdió un partido de Copa.
Janko Jankovic. Un delantero tanque a la antigua usanza, que tuvo una dura competencia durante toda la temporada. A pesar de su corpulencia no estaba exento de velocidad y poseía un potente disparo. Aunque sus registros goleadores nunca fueron nada del otro mundo, fijaba la marca y era un incordio para los defensas. Un delantero con el que era sencillo asociarse. Internacional con Croacia.
Manolo Peña. Minuto 106 de la prórroga de semifinales frente al Deportivo de la Coruña, Manolo Peña conseguía el definitivo 2 – 0 y metía al Valladolid en la finalísima. Peña disputó 148 partidos con el equipo pucelano y marcó 52 goles. En una ocasión le metió tres de una tacada al FC Barcelona en el Camp Nou. En cuarto de final otro gol suyo ayudó a eliminar al Cádiz. La final de Copa fue su último partido con el Valladolid pues la campaña siguiente jugó para el Zaragoza. Murió en noviembre de 2012. En 1985 fue subcampeón mundial en categoría juvenil.
Fonseca. Goyo Fonseca aún no se había asentado en la delantera pucelana, pero disputó tres partidos como titular y en otros tres entró desde el banquillo, incluyendo la final, y consiguió dos goles (uno al Zaragoza y otro al Athletic).
Moya. Gabi Moya era el revulsivo preferido de Vicente Cantatore. Hasta en cuatro ocasiones saltó desde el banquillo para ayudar al equipo. Excelente rematador llegando desde la segunda línea.
Alberto López Moreno. Máximo goleador del equipo en la competición con tres goles, y uno de los futbolistas más enchufados de la plantilla. A pesar de su buena racha goleadora y el estado de forma, el mister prefirió no contar con el en la final de Madrid. Estudio medicina y el Valladolid lo contrató como jefe de los servicios médicos del club. La grada de Zorrilla, auténticamente entregada al delantero coreaba aquello de Habilidoso, Alberto habilidoso, habilidoso, Alberto habilidoso. 295 partidos oficiales y 73 goles son los espectaculares números de Alberto habilidoso.
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