Con la base de Colo Colo, campeón de Libertadores, y la incorporación del joven goleador Iván Zamorano, la selección chilena consiguió un meritorio tercer puesto jugando en casa.
La sanción impuesta por el escándalo Rojas privó a esta generación de acudir a un mundial, restando además competitividad al combinado chileno.
Patricio Toledo defendió el arco a lo largo de toda la competición.
Lizardo Garrido, considerado uno de los mejores defensores chilenos de siempre, y Eduardo Vilches, conformaron la dupla de centrales.
Gabriel Mendoza se desempeñaba como lateral derecho y el polivalente Javier Margas, que comenzaba su andadura como internacional, el izquierdo.
Miguel Ramírez, futbolista de corte defensivo con capacidad para jugar en la defensa y en la media, se convirtió en indiscutible en el medio de la cancha.
Jaime Pizarro, que llegó a ser considerado el mejor "6" del mundo, era el director de juego.
Coke Contreras y Fabián Estay ponían calidad y trabajo en la media.
Iván Zamorano y Hugo Rubio, que no llegaron a jugar juntos en el Bolonia, formaron una interesante dupla de ataque.
Iván Zamorano, con su poderoso salto y demoledor remate de cabeza fue una de las sensaciones del campeonato. Con cinco tantos fue el segundo máximo goleador.
Patricio Yáñez fue el tercer delantero cuando el sistema era 4-3-3. En caso contrario salía desde la banca como revulsivo.
Nelson Parraguez fue otro de los jugadores utilizados para el centro del campo.
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