lunes, 8 de junio de 2020

CAMERÚN 1990. LOS LEONES INDOMABLES A LA CONQUISTA DE EUROPA.




Viernes 8 de Junio de 1990 arranca la Copa del Mundo de Fútbol en Milán. Un precioso Giuseppe Meazza recién remodelado para la ocasión sería el teatro en el que haría su debut la actual campeona, Argentina, con el superclase mundial Diego Armando Maradona, a la cabeza. Enfrente un equipo africano, que vestía una indumentaria de alegres colores (homenaje a su enseña nacional) y cuyos jugadores eran prácticamente desconocidos a nivel mundial. Aquel partido los cameruneses lo jugaron muy juntitos, no dejando a los sudamericanos desplegar su juego. Los argentinos en ningún momento se sintieron cómodos sobre la cancha milanesa. Minuto 66, falta lateral y balón al área, Francois Oman-Biyick se eleva por encima de cuatro defensores argentinos y conecta un cabezazo, que bate con cierto suspense, a un anonadado Nery Pumpido. Los Leones Indomables de Camerún comenzaban a rugir.


En 1990 la selección de fútbol no era desconocida, en esos momentos ya era una potencia futbolística dentro del continente africano y ya se había asomado al mundo en España 82. Corrían los finales de los ochenta. Camerún ya había jugado el Mundial de España, el primero de su hisotira, pero se disponía a llamar la atención del mundo entero en el de Italia. Aquel equipo de los N´Kono, Kana-Biyik, Tataw, Makanaky, Oman-Biyick o Milla ha dejado en el camino hacia la cita mundialista a selecciones como Nigeria, Angola o Gabón. En el partido decisivo de clasificación, frente a Túnez, reunió a más de ochenta mil personas en el Stade Omnisports de Yaoundé. La fiebre por el fútbol y por los leones indomables, como popularmente se conoce al conjunto camerunés, era enorme. […] Solo los ingleses, en un partido tremendo de cuartos se tuvo que decidir en la prórroga, fueron capaces de acabar con el sueño de un país entero que, para entonces, ya había enseñado a sus niños y a sus jóvenes que el fútbol era otra forma de alcanzar el ansiado desarrollo. Ese mundial marcó la historia de Samuel [Eto]. Sueños de gol. El origen de las estrellas. Guillermo García Uzquiano y Aritz Gabilondo.


Valery Nepomnyashchy sustituyó al francés Claude Le Roy, el auténtico artífice de este equipo, con el que había sido campeón de África en 1988. La base del equipo que viajó a Italia era la misma que alzó el título continental. Tácticamente no eran gran cosa, pero suplían esa carencia con mucha ilusión y pundonor. Ese pundonor con el que se empleaban en el campo les costó algunos disgustos en forma de expulsiones y sanciones. Los futbolistas cameruneses desplegaron un juego dinámico, solidario en el esfuerzo, vertical y atractivo por momentos, ganándose el cariño y la admiración del mundo entero.


A priori Camerún no estaba encuadrado en grupo sencillo, y tras el partido con Argentina, esperaba otro Maradona, Gica Hagi (conocido como Maradona de los Cárpatos) y una joven y prometedora selección rumana. Los rumanos también cayeron en la trampa, una tupida red en el medio del campo formada por una maraña de cameruneses, prestos a destruir cualquier intento de Hagi, Balint y Lacatus de acercarse a Thomas N'Kono. Dos zarpazos del eterno Roger Milla y a Octavos. El tercer encuentro fue un mero trámite. El propio seleccionador declaró que sus jugadores estaban pensando en el siguiente cruce. La Unión Soviética se desquitó de su mala fortuna en los encuentros anteriores y le endosó un contundente 4 – 0. Con esta goleada la Unión Soviética se despedía para siempre de la Copa del Mundo. En pocos meses el mapa de Europa sufrió cambios muy significativos.


Los octavos de final enfrentaron a dos de las sorpresas del mundial (otras dos serían Costa Rica y Eire) y la que ganase el partido, además de avanzar hacia cuartos de final, se consagraría como la gran revelación mundialista. Nombres como Tataw, Mbouh, Mfede, Oman-Biyick y sobretodo Makanaky y Milla empezaban a formar parte de las tertulias en los bares y cafeterías. El rival, Colombia, contaba con un elenco de excelentes peloteros (de las mejores generaciones de futbolsitas de su historia) con Carlos Valderrama, Andrés Escobar, Freddy Rincón y el excentrico René Higuita. El partido entre Camerún y Colombia es el típico que se produce en el primer cruce, dos equipos que juegan a nadar y guardar la ropa, sabiéndose con el deber cumplido, pero con la mirada un poco más allá. Un tremendo trallazo de Freddy Rincón que se estrelló en la madera fue respondido con un rápido contrataque africano. Las fuerzas estaban igualadas y tras los 90 minutos reglamentarios, se llegó a la prórroga. Y ahí volvió a aparecer el héroe, un veterano de 38 años, llamado a última hora para ayudar a su país. Otras dos acciones de Roger Milla, una con la nefasta colaboración de René Higuita, volvieron a dar la victoria a Camerún. Todos nos frotamos los ojos asombrados y con España eliminada por Yugoslavia, nos pusimos la camiseta verde.


San Paolo de Nápoles había dado suerte a Camerún en octavos y esperaban que el santo les echara una manita. La iban a necesitar. Los africanos se presentaron ante Inglaterra (que venía también de jugar una prórroga contra Bélgica) con cuatro bajas por sanción; Mbouh, Ndip, Onana y Kana Biyik. Lo que sucesió en el cesped del estadio napolitano forma parte de la épica mundialista. Camerún e Inglaterra disputaron uno de los partidos más emocionantes, no solo de aquella Copa del Mundo, sino de todas las ediciones. Remontadas, penltys, alternativas, paradas milagrosas, fallos estrepitosos, goles, prórroga, tarjetas e intensidad, muchísima intensidad. David Platt y Gary Lineker (dos veces), una pareja en estado de gracia, anularon los goles de Kunde y Ekeke. Aquel domingo 1 de Julio de 1990 terminaba la historia de Camerún en Italia '90 y comenzaba la leyenda de los Leones Indomables. Cuatro años después algunos de estos leones siguieron dando guerra en el mundial de Estados Unidos.


Recién acabado el mundial de Italia, y a la vista de los resultados cosechados por los Leones Indomables, entrenadores y periodistas comenzaron a mirar al fútbol africano con otros ojos. Muchos fueron los que vaticinaron que en el futuro de África saldría la selección campeona del mundo. Han pasado tres décadas, y aún estamos esperando su explosión definitiva. Al menos a nivel de selecciones absolutas. El éxito de Camerún en 1990 significó el despegue del futbolista africano. A partir de esa fecha el nújmero de jugadores de ese continente en clubes europeos fue aumentando temporada tras temporada.


A pesar de ser goleado por una Unión Soviética ya eliminada para entonces, Camerún tuvo un gran Mundial, venció a Colombia en octavos y fue derrotada con esfuerzo por Inglaterra en cuartos. Fueron recibidos aun con más estruendo que nuestros subcampeones. Cuando estaba por aterritzar, el avión tuvo que pegar la vuelta porque la pista de aterrizaje estaba tapada de gente. Fue un día de fiesta nacional que se conituó al siguiente. El presidente Biya extendió honores a todo el plantel, incluyendo la totalidad de la delegación, y también hasta honró a algunos periodistas leales a la causa deportiva.
El suceso de Camerún en el Mundial – aunque desde acá no lo hayamos percibido en su debida dimensión – significó el comienzo de África como actor relevante en el fútbol internacional.
Italia '90: Un épica de lo imposible.
Pablo S. Alonso.


Thomas N'Kono. Probablemente el mejor cancerbero africano de la historia. Famoso por jugar con pantalón largo, N'Kono fue un sobrio y carismático guardameta, que desarrolló buena parte de su carrera en el RCD Espanyol, viviendo grandes momentos en el club catalán. Líder dentro y fuera del campo, referencia tanto en su selección como en los principales clubes en los que jugó, el Canon Yaoundé, el Espanyol y el Bolívar. N´Kono participó en el mundial de España en 1982, fue campeón de África de Naciones en 1984 y ganó en dos ocasiones el balón de oro africano (1979 y 1982)



Stephen Tataw. El portador del brazalete de capitán era el dueño del lateral derecho. Indiscutible en esta posición disputó todos los minutos del mundial. Campeón de África de Naciones en 1988 y uno de los mejores laterales africanos de la época, pasó la mayor parte de su carrera en su país y puso fin a su carrera deportiva jugando en Japón. Tataw siguió siendo el capitán de su selección en el mundial de Estados Unidos. El partido frente a Rusia fue el último de los 63 entorchados internacionales.


Bertin Ebwelle. Titular en el lateral izquierdo durante toda la competición. Habitual en las convocatorias de Camerún (47 veces), desapareció de las mismas poco después de la copa africana de naciones de 1992. Un poco impreciso, probablemente era lo mejor de lo que podía disponer el seleccionador.


Victor Ndip. Campeón de África en 1988, mundialista en el 90 y 94 y medio centenar de apariciones con su selección. Victor Ndip era el último hombre de la defensa, actuando como líbero, una posición que en 1990 estaba en vías de extinción. Intentaba no complicarse mucho la vida con el balón en los pies y no dudaba en pegar pelotazos largos.


Jules Onana. Defensa central, buen recuperador de balones, pero pelín duro. Disputó tres encuentros y alternó la titularidad con Massing. Se perdió el último duelo por sanción. Aunque nunca llegó a ser indiscutible disputó 42 partidos con Camerún, siendo convocado para el mundial de Estados Unidos.




Emmanuel Kundé. El capo. Uno de los referentes defensivos de la selección camerunesa durante toda la década de los '80. Kundé contribuyó a todos los éxitos del equipo. Superviviente, junto a Nkono y Miller del mundial de España '82, formó parte del equipo campeón de África en 1984 y un gol suyo otorgó el triunfo en la de 1988 frente a Nigeria. Un histórico que disputó 102 partidos con Camerún (17 goles), buen recuperador, no tenía mala condución de balón, especialista en lanzamientos desde los once metros. Suele ser uno de los grandes olvidados cuando se piensa en futbolistas africanos. En la actualidad hubiese triunfado en Europa.




André Kana-Biyik. La brújula del equipo abarcaba todo el campo, recupera balones y sabe darle salida. Su punto flaco, la dureza con la que solía emplearse. Expulsado en el primer partido frente a Argentina, se perdió el partido de cuartos de final por acumulación de amarillas. Hermano de Francois Oman-Biyick, participó en cuatro Copas de África (ganando una de ellas en 1988) y en dos mundiales (90 y 94).


Emmanuel Maboang. Fue el encargado de cubrir las bajas en el medio del campo, en especial las de Kana Biyik. Menos capacitado que el titular, Maboang era un jugador bregador que sabia cumplir con su cometido en medio de la cancha. Otro de los seleccionados que llegó al mundial de Estados Unidos.


Emile Mbouh. Campeón de África en 1988, mundialista en el 90 y en el 94, este volante derecho fue una de las piezas fundamentales (jundo a Kana-Biyik y Mfede) del engranaje camerunés. Un trotamundos que jugó (además de en su país) en Francia, Suiza, Portugal, Arabia Saudí, Catar, Malasia, Singapur y China. Hábil con el balón en los pies y dotado de una excelente visión de juego, sabía leer bien la jugada. Fue otro de los sancionados que se perdió el encuentro decisivo.



Louis Mfede. El 10, el zurdo, el futbolista habilidoso y resolutivo que todo equipo necesita. Otro de los campeones de África. Todos los saques de esquina eran para él. Uno de los jugadores con más calidad del equipo, jugó en España, concretamente en el Figueres. Disputó dos mundiales y no se perdió ningún partido. En junio de 2013 falleció a la edad de 52 años por una infección pulmonar.


Cyril Makanaky. Una de las grandes sensaciones del campeonato, dinámico y alegre, no cesaba de crear peligro en ningún momento. Muy bueno jugando con espacios. Después del mundial recaló en Málaga y pronto se convirtió en un auténticon ídolo en la Costa del Sol. Aunque no fuese por su rendimiento en el terreno de juego. Su carrera fue meteórica, pero su estrella se apagó pronto.


Francois Oman-Biyick. Un delantero a la antigua usanza, potente, buen cabeceador, bregador y con la portería contraría entre ceja y ceja. Su gol frente a Argentina forma parte de los anales mundialistas. Oman-Biyick es el jugador camerunés que más partidos ha disputado en las fases finales de la Copa del Mundo, concretamente once, repartidos entre 1990, 1994 y 1998. Sus buenas prestaciones la hicieron jugar en ligas como la francesa (Cannes, OM, Lens), la italiana (Sampdoria) o la mexicana, donde compartió equipo, el América, con otra gran estrella africana, el zambiano Kalusha Bwalya.


Roger Milla. Un futbolista con 38 tacos que se convierte en uno de los futbolistas más destacados en una Copa del Mundo. Ese fue Roger Milla, un revulsivo que salía al campo para resolver partidos, un hombres que encaraba las defensas contrarias como si se enfrentase contra unos niños. Que le pregunten a rumanos y colombianos. Una institución en su país y toda una leyenda del fútbol mundial, debutó en el año 1970 y estuvo jugando hasta 1996. Disputó tres mundiales (1982, 1990 y 1994), ganó dos Copas de África (1984 y 1988), fue elegido dos veces mejor jugador africano del año (1976 y 1990) y está considerado uno de los mejores jugadores africanos de todos los tiempos. Sus goles y sus bailes junto al banderín de córner forman parte de la historia visual del deporte mundial.


Jean Claude Pagal. Recambio habitual para el centro del campo tuvo que disputar el encuentro de cuartos frente a Inglaterra debido a las múltiples bajas. Un jugador que realizaba un gran despliegue físico durante todo el partido.


Benjamin Massing. Un defensa central duro y contundente. No dudó en frenar a Diego Maradona y a Caniggia a base de patadas. En el primer encuentro fue expulsado. Tras la sanción de Onana volvió a la titularidad frente a Inglaterra, y cometió el penalti que significó el gol definitivo y la eliminación del equipo. Massing fue otro de los campeones de África que llegó a la cita mundialista. Internacional en 13 ocasiones.


Thomas Libiih. Vivió la misma situación que Pagal, fue uno de los recambios para el medio del campo. Bien como refresco, bien como sustituto de algún jugador sancionado. También participó en el mundial de Estados Unidos. 


Eugene Ekeke. Su presencia fue testimonial. Disputó unos minutos frente a Inglaterra, pero tuvo tiempo de marcar el gol que le daba la ventaja momentanea a su equipo.


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