Antes de triunfar plenamente en el Sevilla y grabar con letras de oro su nombre en la historia del equipo de Nervión, Enzo Maresca tuvo un paso fugaz por la Juventus de Turín. En el equipo juventino nunca pudo demostrar su indudable calidad, aunque protagonizó una celebración inolvidable.
Se disputaba el derbi de Turín, frente al eterno rival y la Vecchia Signora al borde del minuto '90 perdía 2-1. Un centro al área es recogido por Maresca, para de un testarazo mandar el balón al fondo de la red. El resto pasó a la historia de los derbis en Italia. Enajenado se llevó los dedos a la cabeza simulando un toro, el animal totémico del Torino y dio rienda suelta a su alegría atravesando de esta guisa todo el campo.
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